Recién bautizada y le toca revisión, La Estela tiene ya 80000 kms. y hay que pasar por el taller :).

Como es habitual, pido moto de sustitución cuando solicito la cita, solo que esta vez, alguien mete la pata (no, no fui yo :P) y se equivoca de día para reservarla. Así que la moto que supuestamente me iba a llevar, no está.

Pero no hay mal que cien años dure y enseguida la solución a modo de pregunta llega. 

  • Te gustaría llevarte la eléctrica?

Os podéis imaginar cuál mi siguiente pregunta, no? 

  • Cuantos kilómetros aguanta con una carga? 

Tengo que hacer unos 50 kilómetros en total y no tengo posibilidad de enchufar la moto ni en casa ni en el trabajo :).

Así que nos fuimos a las dos unidades que estaban allí cargando, una marcaba 78 kms. de autonomíl y la otra 65, así que la primera será. 

Después de una breve explicación, me planto el casco y los guantes, mochila al hombro y saco la moto fuera. Foto de rigor y empezamos.

A primera vista la moto es resultona, a pesar de no ser yo un fan de los scooter, la estética no es fea. La posición de conducción es cómoda, quizás el hecho te tener tanto espacio ocupado en el centro por lo que probablemente serán las baterías, penaliza un poco la colocación de los pies si, como yo, calzas una bota del 47 :).

Por lo demás es como un maxi-scooter normal, mismos mandos aunque con espacio bastante reducido debajo del asiento. No cacharreé mucho pero creo ver que sólo la parte de atrás del asiento se abre y tiene hueco para un casco.  

Es curioso que se esfuercen tanto en mantener la estética y mandos de las actuales motos, que incluso tiene el mismo botón de arranque que la RT, que hay que pulsar para poder salir, aunque en realidad, no hay motor que arrancar :).  Por otra parte choca mucho ver el botón de Reverse, porque sí, tiene marcha atrás, manteniendo pulsado el botón con la R y acelerando, la moto avanza hacia atrás.

Una pantalla grande nos muestra todos los datos, además de los habituales de velocímetro, temperatura, odómetro, etc., un indicador de carga de la batería, un indicador de los kilómetros que quedan para que se agote y un gráfico donde se ve si estamos acelerando o recuperando energía y cuanto de cada. Además de los típicos trips y demás info.

Una vez reconocido el entorno, «arranco» y acelero. Los primeros metros, en ciudad, la sensación de aceleración sin ruido se hace bastante extraña. Pero en cuanto empezamos a movernos, el ruido del aire en el casco y el silbido que hace la moto al avanzar más rápido hacen que se te olvide la falta de ruido del motor de combustión.

Dinámicamente la moto es muy divertida, al llevar tanto peso en la parte de abajo, es fácil de meter en las curvas y usando el «viejo truco» de usar las piernas para tumbar la moto empujando con la pierna del lado de la curva, tan útil en las scooters, es muy fácil adaptarse a la posición de conducción y coger confianza. Antes de salir, como parte de las explicaciones  vimos que la moto tiene varios modos que varían la potencia y la entrega de la misma dependiendo de lo que queramos y de la autonomía que necesitemos. Por si acaso, la dejo en la que dice que va a tener más autonomía.

Un par de rotondas de más por pasarme la salida pendiente de demasiadas cosas y salimos a la autovía. Aquí reviví aquellos viejos tiempos de la scooter de 125cc. Con mucho más aceleración, eso si. El motor eléctrico tiene mucho par y más constante que el motor de gasolina, así que a medida que aceleras más o menos, la moto empuja, lo que puede. Esto te convierte en el «rey de las salidas de semáforos». Eso si, a medida que llegamos a la velocidad máxima, con este modo, unos 115kms/h. le cuesta seguir subiendo la velocidad.

La autopista no es su sitio, está claro, a unos 110 por hora y siempre pendiente de no bajar demasiado la carga restante de la batería, hago los aproximadamente 15kms. de autovía hasta que me desvío. Encima estamos en verano y no hay ni atascos! :). La protección contra el aire en la parte inferior es muy buena, como en cualquier maxi-scooter, en cuanto a la parte superior, en mi caso, la visera hace más bien poco para evitar el viento que golpea el pecho, cabeza y brazos… pero no nos vamos a quejar, ni estos son los 125cv. de la Nine T o la RS, ni con los 26 grados que hace a las 9 de la mañana quiero protegerme del viento, más bien todo lo contrario.

Me salgo de la autovía y callejeo hasta llegar al parking del trabajo. Juego con el gas y con la recuperación de energía. Si eres un poco previsor no te hace falta tocar el freno más que para parar completamente la moto o en caso de emergencia. Al desacelerar, el motor se invierte y funciona como una especie de dinamo que recupera energía (nótese aquí mi falta absoluta de conocimiento del tema). Esto hace el efecto de un potente freno motor cuya fuerza puedes regular soltando más o menos el «gas» o mejor dicho el acelerador. Como decía, con el suficiente control, en muchos casos, como aproximaciones a rotondas, no hará falta tocar el freno en ningún momento. 

De vuelta a casa, ya por la tarde, cuando me estoy acercando a Bruselas y la autonomía parece que va a ser más que suficiente, cambio el modo y pongo el más «consumidor», pero también el más potente. La diferencia es muuuy grande. No sólo en aceleración, la moto responde con mucha más rapidez y acelera más fuerte, sino en velocidad punta también. Lo que en modo «Eco Pro» eran unos sufridos máximos 115 por hora, ahora suben hasta unos 125kms/h que la moto coge relativamente rápido. Menudo cambio!!! Por otro lado, mirando al marcador de autonomía, este ha bajado de los 47 kms. en el anterior modo, hasta los 36, eso sólo tras unos segundos de prueba. 

Tan pronto como vuelvo a entrar en ciudad vuelvo al modo  «Eco Pro». Rotondas y callejuelas son una delicia, la moto se siente ágil, fácil de meter en las curvas y, una vez te haces a ello, muy sencilla de mover por el tráfico gracias al freno motor y gran par motor y rápida respuesta. 

Llegó la hora de entregarla de vuelta y hacer balance. En general la experiencia ha sido muy buena, para recorridos diarios para ir al trabajo o teniendo prefijados puntos de carga, es una muy buena opción para circular por el tráfico urbano y sustituir a los habituales maxi-scooters de gasolina (y ganarles a todos en las salidas de los semáforos :)). Como moto única para todo, aún tiene que mejorar mucho su autonomía para que realmente merezca la pena. 

Lo peor, como siempre, el precio, como segunda moto es demasiado cara, al menos para comprar, por supuesto el mantenimiento es mucho más barato que una moto habitual. 

El futuro ya está aquí y esta es una buena muestra de ello, e de decir que el futuro, me ha gustado bastante 😉

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