Esta semana ha sido la primera en la que ha habido un día serio de lluvia en mucho tiempo, en meses me atrevería a decir. Cuando digo serio me refiero a esos días en los que, además de hacer frío, el agua cae con fuerza. De esos en los que a las 4 de la tarde parece haberse hecho de noche de repente. En los que sólo te apetece acurrucarte en el sofá con la manta y que en la calle pase lo que sea.

Con este panorama, posiblemente estaréis pensando que de la moto, ni hablamos. Pues os equivocáis, porque hoy voy a hablaros de la conducción de la moto en lluvia. Evidentemente nunca, o casi nunca, es plato de buen gusto tener que conducir con lluvia, pero hay una serie de consejos y buenas prácticas que nos pueden ayudar a que, al menos no sea traumático.

Conducir en seco pensando en la lluvia

Hay una serie de cosas que podemos hacer cuando conducimos normalmente, que nos ayudarán a estar preparados para la lluvia. Sobre todo lo relacionado con las marcas viales. La pintura del suelo resbala mucho y en condiciones de lluvia aún más, por eso es bueno acostumbrarnos a esquivarlas de forma habitual también en seco. De esta manera, se convertirá en un acto reflejo, que haremos por instinto y no nos hará falta pensarlo cuando sea absolutamente necesario. Pasos de cebra, flechas, letras, líneas, cualquier marca pintada en la carretera es susceptible de ser esquivada. Pero también alcantarillas, parches en el asfalto y todo aquello que nos pueda resultar peligroso a primera vista.

Nota: El video no pretende ser ejemplo de nada, solo una muestra de que muy a menudo, me toca conducir en lluvia 🙂

Suavidad y anticipación, las clave

Estamos acostumbrados a frenar más o menos fuerte, a apurar distancias, a abrir gas, a «tirar» la moto  en condiciones de seco. Cuando el asfalto está mojado debemos cambiar nuestra forma de conducir. Usar los frenos con suavidad, anticipar las maniobras para evitar frenadas o aceleraciones fuertes, abrir gas de forma progresiva y «sintiendo» la moto para estar preparado ante cualquier movimiento inesperado, tener en cuenta que el resto de conductores ven peor o no usan los espejos. En cuanto a la conducción propiamente dicha, cuando el asfalto esta resbaladizo, hay que tratar de mantener la moto siempre lo mas recta posible. Jugar con el peso del cuerpo, desplazándose o descolgándose a un lado u otro, nos permitirá mantener más goma pisando el suelo, lo que nos dará más agarre y seguridad.

Estos son solo algunos ejemplos de actitudes que nos van a facilitar la vida cuando sentimos el agua caer sobre nosotros y vamos sobre dos ruedas.

Equipamiento correcto y en buen estado.

Puede sonar a perugrullo, pero si en condiciones normales que nuestro equipamiento esté en perfecto estado es importante, cuando llueve lo es aún más. Algunas claves son:

  • Casco: que no filtre agua y, a ser posible, que tenga pinlock en la visera para que ésta no se empañe.
  • Guantes: tener unos guantes de invierno que protejan del frío y la lluvia siempre es importante. Las manos son nuestra principal herramienta para conducir, si se nos congelan corremos mucho más riesgo.
  • Chubasquero o traje que nos proteja del agua: Dependiendo de la cantidad de agua y del tiempo que vayamos a estar bajo ella, es importante protegernos adecuadamente. La mayoría de los trajes de moto «toleran» el agua durante un tiempo, pero se empapan y transmiten el frío, aún cuando el agua no llegue a nuestro cuerpo directamente. Llevar siempre en el equipaje un chubasquero es imprescindible si viajamos por zonas donde haya riesgo de lluvia.
  • Moto: Ni que decir tiene que sobre todo los neumáticos son fundamentales en esta situación pasada por agua. Presiones correctas y buen dibujo serán fundamentales para mantenernos en pie.

Conducir una moto tiene mucho de sensaciones y estar en una situación estresante como la de conducir en lluvia y tener otros factores que nos distraigan, no es lo más seguro que podemos hacer. Sentir frío, como entra el agua en contacto con nuestro cuerpo o la mala visibilidad harán que perdamos la concentración y no estemos al 100% concentrados en la conducción.

En cuanto a qué equipación llevar, como en todo hay muchas opciones. La mejor sería tener un traje que repele el agua tipo Klim o Rukka, pero tienen unos precios bastante prohibitivos. En mi caso he probado dos tipos de chubaqueros que pongo sobre mi traje de moto. Un dos piezas y un mono. Para mi el segundo es con diferencia el mejor, sobre todo porque, aunque parezca mentira, es mucho más fácil de poner. Esto, cuando te toca ponértelo en mitad de la autopista, parado en el arcén, debajo de un puente porque ha empezado a diluviar y no hay una salida en kilómetros, realmente se agradece. El principal problema de los chubasqueros es que no transpiran, lo que se convierte en un incordio cuando no hace mucho frío, porque te cueces en tu propio sudor dentro de él. Por eso suelo esperar a realmente necesitarlo para ponerlo y no suelo utilizarlo «en previsión» de que vaya a llover.

No esperar a que sea estrictamente necesario.

Esto es algo de lo que siempre he estado convencido. Como decía al principio, no es plato de buen gusto para nadie el conducir la moto en lluvia, pero es muy importante que entrenemos esa conducción en condiciones controladas. O lo que es lo mismo, es bueno no esperar a que la lluvia nos pille en pleno viaje para experimentar lo que es conducir en lluvia. Nuestro cuerpo aprende a base de repetir la misma situación una y otra vez, por eso es bueno coger la moto cuando llueve aunque sea para dar una pequeña vuelta. Hay muchas cosas que cambian en mojado, a las que nos tenemos que adaptar, por eso es bueno enfundarnos el chubasquero y acostumbrarnos a esa situación, antes de vernos en la obligación de tener que hacerlo. De esta forma, nos quitaremos el stress extra que supone estar en una situación desconocida, además de familiarizarnos con el equipamiento extra que vamos a tener que utilizar, la incomodidad de la capa extra de plástico, los guantes mas gordos, la mala visibilidad, el tacto de los frenos (que empeora con los discos mojados), incluso el grip y el feeling de la moto que también cambia con el piso mojado. Así que mi consejo es que probéis a daros una vuelta con la moto cuando llueve para que si un día os toca hacerlo por obligación, no sea nuevo para vosotros.

Disfrutar de la conducción, con más calma

Mi mejor resumen para este post es que en lluvia, disfrutemos de la conducción, pero con más calma. La carretera está para pocas bromas, pero el paisaje, es muy distinto cuando llueve y, por qué no, se puede también disfrutar viajando, a pesar de la lluvia. Siempre con mil ojos, con precaución y con el equipamiento adecuado para ir lo más cómodo posible.

Os dejo aquí un vídeo de una de las rutas que más disfruté a pesar de que en su mayor parte estuvo lloviendo, como podréis ver en las fotos que salen.

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