Más de dos meses encerrado, más de dos meses en los que, además de otras muchas cosas, no he podido salir en moto. Tiempo suficiente para echarla mucho de menos, para revisar viejas fotos y rutas de años pasados, de escribir a compañeros de ruta para saber cómo lo están de llevando. De escudriñar y engullir todo el contenido en redes relacionado con el mundo de las motos.

Más de dos meses de ansiedad general, de crispación, de necesidad de salir a la calle, de sentirse libre otra vez y la moto es uno de los medios principales que tengo para ello.

Más de dos meses que por fin, se acaban hoy. Ayer lo anunciaban en todos los grupos de facebook, twitter, whatsapp, instagram, a partir de hoy, podemos salir en moto!

Ayer me tiré un buen rato en el garaje, la vieja Suzuki necesitaba una puesta a punto después de tanto tiempo parada. Comprobar neumáticos, mirarle el aceite, nivel de refrigerante, pasarte una bayeta para que esté reluciente, todo en orden.

Me levanto pronto, localizo todo mi equipamiento y lo preparo, el salón parece una tienda de segunda mano: mono, botas, casco, guantes, braga… donde coj… metí la braga?

Con todo listo me enfundo en el traje y el resto del equipo, arranco la moto y salgo.

Qué ganas tenía de esto!! Volver a sentir la vibración de la moto debajo de mí, el ruido, abrir gas, la aceleración, sacar rodilla, mirada lejos, vamos!

Esta carretera me la conozco como si la hubiese hecho yo, acelero fuerte en la recta, la primera de derechas es un poco complicada, pero no es problema para mí. Desde que he salido tengo una sensación extraña, es como si todo estuviese pasando demasiado rápido a mi alrededor, no me siento del todo cómodo, pero es que tenía tantas ganas!

Freno, bajo marcha y reduzco velocidad un poco, no hace falta bajarla mucho, aquí suelo entrar a 80 por hora y eso hago. Algo no está bien, noto los brazos demasiados tensos, mi cuerpo no está relajado y un hormigueo me sube por la tripa cuando empiezo a tumbar, la moto no quiere entrar, que pasa!! he hecho esto cientos de veces, me asusto, pero ya estoy en el medio de la curva, la moto no entra, me voy al lado contrario, mi vista se va a la cuneta donde no quiero acabar… zas!!

Como habréis podido suponer, este relato es una ficción (yo no tengo una Suzuki :P), es una reflexión para todos los que después de tanto tiempo sin salir en moto, volvemos a la carretera con más ganas que nunca de hacerlo. Nuestro cuerpo aprende a base de repetir y repetir las mismas cosas y cuando se pasa mucho tiempo sin hacer algo, hay que volver poco a poco. No es que se nos haya olvidado todo lo que sabíamos, pero tenemos que recordárselo a nuestro cuerpo. Si a eso le añadimos la ansiedad y las ganas de volver a salir, de sentir la pasión de montar en moto de nuevo, podemos correr el riesgo de cometer un error que puede llegar a ser fatal.

Hemos podido pasar más de dos meses sin salir en moto, tomemos la vuelta con calma y disfrutemos de verdad de nuestra pasión por mucho tiempo.

Vsssss

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