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Puede ser por el cansancio acumulado o por lo tarde que nos fuimos a la cama ayer, el caso es que nos está costando mucho arrancar hoy. Bajamos a desayunar sobre las 9 de la mañana, nos encontramos de nuevo con Dennis y Nely y nos sentamos con ellos. No estamos tan locuaces como anoche, quizás por la falta de cervezas o precisamente por el exceso de ellas de anoche.

Pero aún así la conversación surge, la ruta, el tiempo… Charlamos otro buen rato mientras desayunamos y volvemos a despedirnos deseandonos mutuamente un buen viaje.

Nos recomiendan pasar por un pueblo llamado Riquewihr, que está cerca de Colmar así que lo añadimos a la ruta.

Checkout y cargamos la moto, el día está muy feo, llueve y está oscuro.

Salimos de Colmar, el GPS nos quiere sacar a la autopista, lo que es bastante raro ya que estamos esquivandola en todas las rutas, así que paramos a ver qué es lo que está mal.

Sigue lloviendo, ya con la ruta recalculada circulamos por pequeñas carreteras con mucho tráfico y de rotonda en rotonda. Unos 10 kilómetros después llegamos a Riquewihr. Pensamos en aparcar pero es que está diluviando y acabamos de salir, damos una vuelta alrededor del pueblo con la moto y seguimos, lo visitaremos en otra ocasión con más detalle, hoy es demasiado.

Los siguientes kilómetros los hacemos en lo que se llama la ruta del vino de la Alsacia. Vamos pasando por diferentes pueblos, muy pintorescos todos y muy turísticos también, plagados de viñas a su alrededor y con mucho tráfico en la carretera. Hasta que nos desviamos en uno de ellos a la derecha y cogemos otra carretera.

A partir de aquí la ruta se vuelve bastante aburrida, pueblo tras pueblo, rotonda tras rotonda, sin mucho que ver y con el agua golpeando nuestros cascos.

Varias veces pensamos en parar y coger la autovía, pero la temperatura ha bajado bastante y eso nos mataría de frío y aburrimiento.

Poco a poco vamos avanzando y llega la hora de comer, tras un rato intentando buscar un restaurante en los pueblos que vamos atravesando, por fin vemos uno con unas 6 u 8 motos aparcadas en la puerta.

Estamos en Maisonsgoutte y el restaurante se llama Restaurant Gourmand Aux Deux Clès. Comemos bien y con calma, revisamos la ruta y parece que a partir de aquí cambia un poco (a mejor).

Pagamos y nos vamos, sigue lloviendo, salimos del pueblo y, efectivamente, empezamos a subir entre pinos por la montaña. Hacemos incluso varias curvas de 180° de esas que en Italia llamaban Tornante. Aunque la carretera no está para muchas fiestas por culpa de la lluvia.

Disfrutamos un buen rato de bonitos paisajes entre las montañas y de una zona libre de rotondas.

Despues de aproximadamente una hora y media, decidimos parar de nuevo en un bar, pero por más pueblos que pasamos y por más que miramos, no hay ninguno!

Recorremos más de 30 kilómetros, pasamos por incontables pueblos y nada. Solo vemos dos y están cerrados! Esta gente solo trabaja o que? 😉

Después de repostar llegamos a una villa más grande y, en un centro comercial, paramos. Es una patisserie con terraza. Nos sentamos fuera, cubiertos de la lluvia. Mientras disfrutamos del helado y el café, uno de los señores que está sentado en otra de las mesas nos pregunta en francés si somos belgas (por la matrícula de la moto). Le explicamos que no, españoles y nos dice algo en italiano como si fuese perfecto español, nos reímos y asentimos. No vamos a ponernos a explicar ahora que Bon Giorno no es español :).

El caballero también es motero, tiene una Gs 1250, nos cuenta, y, cuando se va después de despedirse, le hace un escáner visual completo a La Estela.

Recortamos la ruta unos 20 minutos añadiendo la autovía, ya que queremos llegar lo antes posible con este día de perros.

Salimos de nuevo camino de Trier, disfrutamos de unos 20 kms. de autovía alemana sin límite de velocidad la mitad del tiempo.

Una vez fuera de la autopista recorremos una carretera que va paralela al río, con el monte a ambos lados, el paisaje empieza a parecerse al de la selva negra.

Llegamos por fin a Trier, hacemos check-in, moto al parking, nos cambiamos y a pasear y cenar.

Trier es una ciudad bonita, al menos el centro lo es. Aunque le han quitado un poco el encanto llenando de tiendas de marcas, los bajos de todos los edificios del centro.

Paseamos un rato, hacemos unas fotos y nos sentamos a cenar. Esta vez acertamos, comemos bien y agusto. Sigue lloviendo pero la temperatura es bastante agradable.

En apenas 5 minutos estamos de vuelta en el hotel. Ducha y a dormir, mañana se acaba el viaje 🙁

P.D.: esta entrada tiene pocas fotos, no hicimos muchas durante el día y las que hicimos la wifi se niega a subirlas ?

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