Este es un viaje distinto, no hablaré de motos, aunque muy probablemente si de carreteras y seguro que de gente y de lugares interesantes, asi que, no te vayas todavía ;).

Llegamos al aeropuerto de Zaventem, en Bruselas, una hora y media antes de la salida del vuelo. Pasamos el control policial y, cuando pensábamos que lo más lento ya estaba hecho, nos encontramos una cola inmensa para entrar a las puertas de embarque.

Al parecer, para entrar a la terminal que te lleva a los vuelos que van Irlanda o Reino Unido, hay que hacer control de pasaportes.

Pacientemente esperamos una cola que no avanza apenas. Preguntamos si estamos en la cola correcta ya que nosotros viajamos con el DNI y no el pasaporte. Esto es importante ya que hay una fila que tiene unas máquinas automáticas que sí sólo para pasaportes.

Estamos en la cola correcta y a medida que la hora de cierre de puertas se acerca y la cola no avanza nos empezamos a poner nerviosos. No somos los únicos, más de uno se intenta colar, con la consecuente mirada «asesina» de todos los allí presentes.

Por fin, después de otros 20 minutos y de que se abriesen otras dos cabinas para chequear la documentación y ya 5 minutos después del supuesto cierre de puertas de nuestro vuelo, pasamos el control y corremos hacia nuestra puerta de embarque.

5 minutos después llegamos, nerviosos y estresados, aunque todavía están embarcando los pasajeros de priority. Hemos llegado a tiempo.

Este viaje es un poco diferente al que suelo contaros, nos vamos a Irlanda, con nuestra familia, a hacer un poco de turismo. Una semana de rutas en furgoneta por los diferentes puntos de interés del país, bueno lo que nos de tiempo. Ah sí, la furgoneta.

Aterrizamos en Dublín, salimos a la terminal dos y comemos, aún es pronto pero tenemos que esperar por el resto de la familia que viene de España, así que comemos algo en la misma terminal.

Con la tripa llena nos vamos en busca de la oficina de Hertz, no hay ninguna indicación en toda la terminal, ni en la web del aeropuerto, pero según Google Maps está en la terminal 1. Caminamos un rato, nos perdemos por el parking, encontramos la oficina y acabamos en un minibús de Hertz que nos lleva a un polígono industrial dónde hay una nave enorme de empresas de alquiler de coches.

Después de una cola de más de media hora (hoy es el día de las esperas), por fin tenemos las llaves!

Colocamos todo, buscamos un sitio donde poner el GPS, vemos que la furgoneta, una Volkswagen caravelle, no está muy limpia por dentro y huele raro, pero queremos ponernos en movimiento.

Salimos a la carretera y sentimos un fuerte olor que sale de los bajos del coche. Es el embrague. Huele muy fuerte. Nos paramos y llamamos a Hertz. Nos dicen que volvamos a la oficina a cambiarla.

Una vez de vuelta y tras otra espera en la cola, explico lo sucedido y el que me atiende me dice «osea, que ha quemado usted el embrague»… Uff.. que mala leche se me ha puesto, le replico,me pasa con otro compañero, el que nos había atendido, que más suavemente me viene a decir lo mismo y le explico todo otra vez. Lo del olor, lo de que casi no nos hemos movido, que habíamos llamado…

Después de unos 20 minutos de espera ya que no tenían otra furgoneta disponible, por fin nos entregan la definitiva. La revisamos bien, escudriñamos todos los detalles, abrimos el capó, para evitar malos entendidos y nos vamos.

Recogemos a la familia y salimos dirección Drogheda, dónde tenemos el hotel.

Llegamos ya de noche, soltamos los bártulos, nos vamos a cenar a un restaurante recomendación de la dueña del hotel y volvemos a descansar que esto no ha hecho más que empezar.

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