La rutina mañanera arranca, como en tantas ocasiones. Nos despertamos pronto, desayunamos, esta vez en la propia casa, preparamos las cosas, nos vestimos y salimos.

La idea era hacer una ruta circular hacia el norte. Estamos a apenas unos 20 kilómetros del circuito de Spa Francorchamps y, aunque sabemos que está cerrado, vamos a tratar de dar una vuelta por las cercanías a ver si vemos algo interesante.

Nos hemos puesto un límite de unas dos horas y media de ruta, tiempo suficiente para disfrutar de la carretera y no sufrir demasiado ante la necesidad de parar a ¨repostar¨o a ¨desrepostar¨.

El punto 1 es el circuito de Spa

Salimos a eso de las 11 de la mañana, tratando de aprovechar al máximo la temperatura más alta del día. La carretera va cambiando de estrecha a más estrecha, subimos y bajamos, atravesamos pueblos y también hacemos unas cuantas curvas divertidas. Atravesamos Stavelot, una pequeña ciudad que tiene pinta de merecer mucho la pena, pero en nuestra ¨cruzada¨de hoy, no queremos/podemos detenernos demasiado.

Llegamos a los alrededores del circuito, no sin antes atravesar un pequeño pueblo, en pendiente y por una carretera muy estrecha. Nos sorprende lo estrecha y poco señalizada que está la carretera por la que vamos, que supuestamente lleva a una de las zonas de público de Spa y a uno de sus parkings.

A nuestra izquierda comienza a verse una valla metálica cubierta por enredaderas, ¨creo que esto es ya parte del circuito¨digo, aunque detrás de la vaya empezamos a ver caravanas, nos damos cuenta de que justo detrás está una de las curvas del circuito en pendiente. Es aquí!

Al final de la carretera nos encontramos con un gran portalón que da acceso al circuito y a una carretera más general, ancha y bien asfaltada.

Las vallas no dejan ver mucho y, por supuesto, todo está cerrado, pero sentidos la vibración esa de estar cerca de algo grande. Nos hacemos unas cuantas fotos buscando el mejor ángulo (que en realidad no existía) y seguimos ruta.

Salimos a una carretera mucho mejor asfaltada, ancha, hacemos un par de kilómetros de curvas en los que vamos dejando a nuestra izquierda el propio circuito, vemos a lo lejos la bajada de Eau Rouge y los boxes, aunque no podemos parar porque vamos por una carretera cerrada con un arcén inexistente, perfecta de piso y buena anchura.

Llegamos a la entrada principal del circuito, aunque como decía antes estaba cerrado a cal y canto, así que llegamos hasta donde no se podía seguir más y nos dimos la vuelta delante de una comisaría de policía … 🙂

Volvimos a la carretera anterior, ignoramos al GPS que nos quería meter por una pista forestal y volvimos a hacer la carretera impoluta y bien asfaltada por la que habíamos venido.

Nuestro próximo destino era la ciudad de Spa, pero para ello íbamos a dar un rodeo que nos llevaría a Malmedy, a atravesar el parque natural Hautes Fagnes-Eifel y finalmente dirigirnos a la susodicha Spa.

El paso por el parque Natural fue un poco decepcionante, esperaba una carretera rodeada de naturaleza, estrecha, sombría y lo que nos encontramos fueron dos inmensas rectas por una carretera ancha, bien asfaltada y con una naturaleza alrededor que nada tenía que envidiar a cualquier carretera relativamente convencional. Obviamente, si nos hubiesemos parado en alguno de los parkings que vimos y nos hubiesemos ido a caminar por los pinares y arboledas que había en los alrededores, habriamos visto mucho más parque natural del que vimos.

Pero después de las rectas llegaron las curvas y también las subidas y bajadas. En las inmediaciones de Spa, recorrimos una carretera, que bien podría haber sido la del parque natural, que nos llevaba arriba y abajo entre árboles, con un asfalto más bien roto y alguna que otra curva de 180º llena de gravilla. La temperatura bajaba en estas zonas, por culpa de la sombra, pero los colores y la calma y tranquilidad de vernos allí solos recorriendo la zona hizo que el paseo mereciese la pena.

Llegamos por fin a Spa, última ¨parada¨de nuestro viaje de hoy y, de hecho, parada para comer un pequeño bocata que nos llevamos para quitarnos el hambre.

Es ya las una del mediodía, hace un sol y un día espectaculares para estar donde estamos a principios de marzo. Damos una vuelta por el centro de Spa con la moto, aparcamos en un hueco delante de un hotel y nos comemos las viandas que traemos mientras observamos como recogen un pequeño mercado en la plaza que está delante de nosotros.

Da mucha pena no poder disfrutar mucho más de este viaje, pero eh! tenemos claro el objetivo, descansar, desconectar y tener poco contacto con el resto de la gente (triste lo sé) para evitar riesgos para ellos y para nosotros.

Así que un buen rato después de llenar nuestro estómago, nos volvemos a pertrechar y salimos a la carretera de nuevo. Volvemos a Vielsalm, aparcamos, comemos y disfrutamos de la tarde dando un paseo y dejando que el sol entre por la ventana.

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