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El Corbett Court es un hotel viejo, de hecho su primer edificio se construyó a finales del siglo XXI, con unas habitaciones enormes. Tiene sus cosas buenas y malas, pero en general cumple su misión sin problemas. Después de la copiosa cena de ayer, bajamos a desayunar sin mucha hambre, aunque, como el rascar todo es empezar.
No llueve, de hecho hace sol, el cielo está despejado, pero, eso sí, la temperatura ha bajado hasta los 8 grados.
Salimos dirección Cahir, nuestro destino final es Dublín, pero tenemos unas cuantas paradas antes para ver cosas interesantes.
En el centro de Cahir, hay un castillo, con pinta de haber sido restaurado, enclavado en un entorno muy bonito. El río por un lado, que baja con una corriente muy fuerte por las lluvias de estos últimos días, rodea al castillo. Por el otro una zona de parques y zonas verdes que incitan a darse un paseo, si no fuese que una parte está completamente anegada.
Pasamos un rato jugando con las ocas y patos que nadan y caminan a sus anchas alrededor del castillo y que, para nuestra sorpresa, varios carteles nos indican que podemos alimentarlos y no debemos perseguirlos.
No entramos al castillo ya que el próximo que vamos a visitar, tiene pinta de merecer más la pena.
Volvemos a la carretera, un rato de autopista, otro de carreteras estrechas y reviradas y llegamos a Kilkenny.
Una ciudad que también tiene un castillo y, además, una zona supuestamente medieval.
Aparcamos en un parking de un centro comercial y caminamos por las calles.
Subimos a la calle principal a través de un callejón estrecho y, siguiendo las indicaciones llegamos al castillo. Hay mucha actividad en la calle, se nota que es un sitio más grande y con más turismo también.
Vamos directamente al castillo, los jardines y alrededores están abiertos al público, hay unas vistas estupendas del río y de Kilkenny.
Entrar al castillo cuesta unos 16 euros. Está completamente restaurado, pero manteniendo, tanto en el exterior como en el interior, el mismo diseño y decoración que tenía en las últimas épocas en las que fue habitado, es decir , siglo XIX.
De una habitación a otra podemos ver desde la lujosidad de los salones a la ostentosidad de las habitaciones o la enorme galería de arte con un techo pintado a mano.
Diferentes trípticos te explican que es original y que restaurado, con lo que tienes la impresión de, en cierta forma, estar viendo que cómo vivía la gente allí en su momento.
Después de un buen rato arriba y abajo, terminamos la visita al castillo.
Volvemos a la calle principal de Kilkenny, esta vez caminamos hacia la iglesia de Santa María, entramos a verla, es sencilla, grande y está muy bien conservada.
El hambre empieza a llamar a la puerta así que nos metemos en un restaurante, cuyo nombre no recuerdo, nos llenamos la tripa y cogemos carretera de nuevo camino de Glendalough.
Un rato de autopista de nuevo y, otra vez, carreteras estrechas. Esta vez con mucho tráfico y con subidas y bajadas
Hacemos una parada técnica en Hollywood, si, como el de Los Ángeles, y seguimos hacia el parque natural.
Se ha hecho tarde ya para una visita guiada, pero aún así, podemos visitar el parque en sí.
Llegamos al final de la carretera, al lado y aparcamos. Normalmente el parking vale 4 euros, pero como han cerrado ya, todo está abierto y podemos aparcar gratis. Damos un paseo alrededor del la cabecera del lago.
Al fondo, arriba, hay unas cataratas. Es una pena no tener más tiempo porque es un lugar en el que puedes llegar por la mañana y pasarte el día explorando, caminando.
Unas cuantas fotos después y unos cuantos paseos volvemos a la furgoneta para coger ruta a Lucan, cerca de Dublín, dónde nos alojaremos hoy.
De camino paramos de nuevo a hacer una fotos de las vistas desde arriba del propio lago y la zona.
Algo más de una hora después, ya de noche y tras sortear el caótico tráfico de los alrededores de Dublín, llegamos por fin al hotel.
Una vez más cenamos en el bar del hotel y nos vamos a descansar. Las largas jornadas de coche se han acabado, mañana y pasado toca visitar Dublín.
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